Nunca se saben las vueltas de la vida, nunca se puede predecir el futuro y creo que nunca hay que decir nunca.

De forma tímida llegó Edu a mi departamento. Con un leve "hola" me saludo mientras me observaba de forma escéptica y profunda......

Pasado unos minutos nos pusimos a conversar y noto que tenía varias cajetillas de cigarros en su poder y no paraba de fumar, a eso se le suma también  los movimientos corporales que delatan un estado de ansiedad...un estado de angustia y no menos frustración. 

La verdad es que no pasó desapercibido y le pregunté qué sucedía.....y con sus ojos cristalizados me responde que se acababa de separar y estaba mal.